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miércoles, 27 de mayo de 2020

Indianos en Buenos Aires

José Rufino Olaso, indiscutible en su accionar de los pueblos,
personas "que poblaron General Alvear...


                Cuando se habla de pioneros y fundadores de los pueblos, se les rinde homenaje por su audacia y afán “de hacer” y en General Alvear, no se puede obviar la presencia de José Rufino de Olaso que trajo con él a otros muchos vascos y españoles que sin dudas “poblaron el pueblo” y de cuya descendencia se enorgullecen los pobladores alvearenses originales.
            José Rufino de Olaso, pionero y uno de los primeros pobladores del Pueblo Esperanza, hoy General Alvear de la Provincia de Buenos Aires, nació en 1839 en Vizcaya y falleció también allí en 1917.
            Junto con su hermano Julián, vinieron a Buenos Aires instalándose en Lobos y General Alvear, marcando su presencia desde la fundación del pueblo en 1855 cuando solo tenían 16 y 18 años. En 1867, José Rufino crea en Lobos (Bs As) la Sociedad Española de Socorros Mutuos del cual es socio fundador y primer Presidente.
            En 1875, José Rufino compra en General Alvear una superficie de 2.506 hectáreas donde funda la estancia “San Salvador del Valle” que lleva el mismo nombre de su pueblo natal, hoy Trápaga o Trapagaran, construyendo una hermosa casa en el medio anexando en 1876, 8.099 hectáreas que completan las 10.600 hectáreas que ocupaba la propiedad.
            El “palacio” de Olaso en Alvear, era una construcción en U con una atalaya en el centro que le valió el apodo de “El Mirador”, lugar donde actualmente se encuentra la Colonia del mismo nombre.
            Cuando vuelve a España, es recibido con honores y ocupa el cargo de Alcalde construyendo una serie de edificios que dona a la Comunidad Vasca que lo reconoce por sus obras benéficas y de caridad. Semejante obra fue la que dio fundamento al Papa Pío X para concederle el título pontificio de “Marqués” de Olaso en 1914.
           
DOÑA DOLORES, SU ESPOSA Y SU HIJO LUIS, SEGUNDO MARQUÉS DE OLASO

            José Rufino de Olaso se casó una sola vez en 1880 con la urduñatarra María Dolores Madaria Olavarrieta (1850 - Bilbao 1896) siendo padres de un único hijo, Don Luis Saturnino Julián de Olaso y Madaria, (Orduña 1880) quién fallece en Buenos Aires en 1947.
            Don Luis continuó y completó con creces la obra de su padre en General Alvear y en España, acrecentando su fortuna y realizando constantes obras de beneficencia. Luis Olaso fue propietario de la isla Mínima en Sevilla, los vapores Sevilla-Sanlúcar y recibió de la Iglesia el honor de ser declarado segundo Marqués de Olaso. Estuvo casado con María del Carmen García-Ogara y González-Careaga (1888-1922) en primeras nupcias y con María del Carmen Villar y Rodríguez de Castro († 1991) en segundas nupcias.

EL REGRESO DEL INDIANO

            Del país vasco vinieron muchos inmigrantes a Argentina en el siglo XIX. Nunca perdieron la unión con su país de origen, algunos volvieron a España definitivamente y otros pasaron sus vidas cruzando una y otra vez los mares.
            A estas personas que volvían de América en Vizcaya les decían “Indianos” y eran en general benefactores recibidos con gran alegría y respeto por los habitantes del pueblo destacándose el momento en el que volvieron en la Fragata Argentina “Sarmiento” en 1902 como cónsules de Argentina en España.
            El “Indiano” José Rufino de Olaso regresa a su pueblo vasco y es alcalde construyendo la Casa Consistorial, el Campo Santo, el Matadero y una plaza Pública, todo en terreno heredado de sus padres.
            Los investigadores Juan Cordón y Antonio Zorrilla acompañados por el actual Alcalde Xavier Cuéllar Cuadra, han corrido tras las huellas de José Rufino Olaso y su familia intercambiando información de aquí y de allá.
            Fue así que en 2019, se entrevistaron con don Fernando de Olaso, nieto de José Rufino que vive en Madrid. Don Fernando fue el último dueño de la estancia alvearense y quién firmó los papeles de la expropiación en 1969.

EL PALACIO DE OLASO

            Su casa en su pueblo natal, es un hermoso palacio que actualmente es la Casa de la Cultura de Trápaga.
            Este Palacio fue mandado construir a principios del siglo XX por don José Rufino, en los mismos terrenos en que se levantó la primitiva escuela de la fundación Durañona, tomando como modelo otro palacio de la familia Olaso construido en el siglo XVI en Bergara (Gipuzkoa). Es un ejemplo de la arquitectura culta que primó al iniciarse el siglo XX, en un lenguaje ecléctico que combina elementos del gótico y del barroco, y que da lugar a un edificio civil de notable interés, más destacable aún por ubicarse en un marco eminentemente obrero.
            En el frente del edificio, se observa un escudo de la familia que da la impresión de que fue reformado porque la piedra tiene otro color. En ese escudo se observan dos ángeles que quizás han sido añadidos después del marquesado pontificio.

Palacio de Olaso en Trapagaram,
hoy Casa de la Cultura y Escuela de Música

CULTURA Y MÚSICA PARA LOS HABITANTES “DEL VALLE”

            El pueblo de “San Salvador del Valle” era conocido como “El Valle” y actualmente por “Trapagaram” que es su nombre oficial. En su Centro se encuentra el Palacio Olaso que, paradójicamente, no fue habitado ni por los marqueses ni por sus descendientes y en 1975, fue vendido por Javier y Alfonso Olaso Castet pasando por distintos propietarios hasta que finalmente, en 1982, el Ayuntamiento lo compró y restauró transformándolo en la actual Casa de Cultura y la Escuela de Música.
            Siempre respetando a sus antepasados y orgulloso de ellos, José Rufino diseña la construcción en base a otro palacio de la familia Olaso construido en el siglo XVI en Bergara (Gipuzkoa), siguiendo un estilo gótico que le concede una estampa y monumentalidad muy pintoresca.

            Los Olaso. Su nombre cruzó el mar y quedó en el corazón de muchos de un lado y otro del Alántico. Nada más recordar a doña Luján Pascual de Gorosito que muestra con profundo cariño una foto del palacio de Olaso que fue visitado por un pariente en su viaje a España y que le trajo esa imagen que se está siempre sobre una mesita en el comedor,  y que le trae recuerdos de sus padres y abuelos que vinieron de Europa y encontraron hogar y trabajo en tierras de marqueses.

            Cierto. En la actualidad, hay nombres que se conocen por su actividad política, nombres de personas que sin embargo, muchas veces no hacen más que cumplir con su trabajo de funcionario público; pero hay otras que estuvieron y dieron lo mejor de sí, su tiempo, su esfuerzo, intenciones y dinero sin obligación y por supuesto, sin esperar honores ni retribuciones…
            Ésos son los imprescindibles en la historia de los pueblos.


El Palacio de frente. En la marquesina se pueden ver los dos ángeles
que podrían estar agregados en 1914 con el
marquesado.
Fuentes consultadas:
- Página oficial del Municipio de Trapagaran.
-      Solé, Lis. Marqués de Olaso. Estancia “San Salvadro del Valle”. Ediciones Al Margen. La Palta. 2014.

Agradecimientos:
Equipo de investigación del Municipio de Trapagaran, Sres. Juan Cordón y Antonio Zorrilla. Alcalde Xavier Cuéllar Cuadra.


viernes, 1 de mayo de 2020

Nota breve sobre José Rufino de Olaso por Juan Cordón y Antonio Zorrilla(Vizcaya)


 La culminación moral de la vida de José Rufino de Olaso pudo ser cuando el Papa San Pío X le concedió el título de marqués de Olaso, pero no fui así.

En ocasión de declarar Patrimonio Histórico de la Provincia de Buenos Aires a las ex instalaciones de la estancia “San Salvador del Valle”, propiedad de la familia Olaso (Ley Provincial N° 10050), el Equipo de Cultura del Municipio de Trapagaran, antes conocido como “San Salvador del Valle” o “El Valle”, integrado por Juan Cordón y Antonio Zorrilla, enviaron una “Nota breve sobre José Rufino de Olaso”, que fue leída en el acto de apertura del Ciclo Lectivo 2018 en la Escuela N° 15.
La nota, explica con las palabras de sus compatriotas, la importancia de José Rufino Olaso en su pueblo de nacimiento, más cumpliéndose ese año el Centenario del fallecimiento del marqués que fue alcalde y benefactor de la pequeña aldea que ya tiene la misma cantidad de habitantes que General Alvear.
La nota dice así:


         Valle de Trápaga/Trapagarán 4 de marzo de 2018
         Un saludo:
          Recibimos la invitación de Lis para escribir una nota y ser leída en el acto de Iniciación de Clases 2018 ahí. Sin tiempo apenas de hacerlo muy elaborado, me permito con el beneplácito de nuestro Alcalde Xabier Cuellar y demás compañeros plasmar en pocas líneas lo que sirva para manifestar a esa comunidad educativa y autoridades y, por extensión, a toda la municipalidad de General Alvear la admiración y cariño desde este pueblo de Vizcaya donde nació la persona que fundó la estancia que lleva el nombre de éste que, por azares de la política, ha sido cambiado por el de Valle de Trápaga/Trapagaran.
          Somos un equipo que por afición y respeto a nuestro entorno, por lo presente y pasado estamos tratando de recopilar las historias del “San Salvador del Valle” de aquí, en la provincia de Vizcaya de la Comunidad Autónoma del País Vasco y ahora nos afanamos por investigar y difundir la vida y andanzas del Marqués Don José Rufino Olaso en este su pueblo, del que fue alcalde, así como de todos los lugares en que hizo notar su presencia.
        Su labor por tierras argentinas es innecesario recordárosla por la profunda huella que dejó por ahí; a este respecto nos admira y alegra enormemente la tarea que estáis haciendo por preservar y difundir su legado hasta el punto de declararlo Patrimonio Histórico Cultural de la Provincia de Buenos Aires; felicitación a todos los que han intervenido, algunos luchado, para conseguirlo y también a la gente que va a poderlo disfrutar, en este caso particular, usándose para la labor educativa, que es la mayor inversión.
        No podemos prescindir de nuestro pasado material o inmaterial y os animamos desde aquí a seguir en la tarea de recuperación y mantenimiento de lo bueno que hiciera Don José Rufino y descendientes con la ayuda de tantísima gente de toda clase con la que contó en momentos tan duros en que vivieron.
        Nos gustaría poder estar presentes en este momento pero os recordaremos cuando aquí sean aproximadamente las 8 de la tarde, cuestión de huso horario, de lunes, buen día para empezar todo lo que uno se proponga y por esos lares los hay, estamos seguros.

        Saludos cordialísimos desde este nuestro “San Salvador del Valle”, también algo de todos vosotros.
      Xabier Cuellar, Alcalde
      Juan Luis Bilbao
      Juan Cordón
      Antonio Zorrilla
Juan Cordón, el alcalde Xavier Cuéllar Cuadra y don Fernando de Olaso, último dueño de la estancia "San Salvador del Valle" (en el centro de campera marrón), en Madrid, 2017.

NOTA BREVE SOBRE JOSÉ RUFINO DE OLASO

 José Rufino de Olaso y Lapuente nació en San Salvador del Valle el día 10 de julio de 1839 y María Dolores Máxima de Madaria y Olabarrieta nació en la Ciudad de Orduña el 18 de noviembre de 1850.
Se casaron en el Santuario de Nuestra Señora  La Antigua,  de Orduña. Fruto de su matrimonio nacería  Luis de Olaso y Madaria en la ciudad de Orduña en noviembre ese año
 La culminación moral de la vida de José Rufino de Olaso pudo ser cuando El Papa San Pío X le concedió el título de marqués de Olaso el día 15 de enero de 1914. El título era hereditario para el primer hijo varón, si lo hubiese-, siempre que fuese su primer apellido el de Olaso y fuese católico y vivir como tal.
Este hecho tan clarificador sobre la faceta religiosa y de creyente de José Rufino de Olaso puede dejar en segundo lugar los méritos de la obra que se extendió tanto en Argentina como en Bizkaia y Sevilla. En esta capital, su labor fue continuada por su hijo Luis.
José Rufino, bastante joven siguió el señuelo de su hermano Julián cuando marchó a Argentina.
Cuando volvió de este país debió venir con las ideas bien claras para cambiar la fisonomía del barrio donde había nacido, La Escontrilla, engrandecerlo, darle postín, pues desde el caserío de sus padres ubicado en una suave ladera del Valle se divisaba un gran panorama.
Su idea fue transformar aquel entorno concejil a expensas de él y parte de su familia. Construyó el palacio que se conoce como de Olaso, que hoy es la Casa de Cultura del Valle de Trápaga. Para realizar su proyecto, sugirió al Ayuntamiento el derribo de la primitiva iglesia, la escuela de la Fundación Ramón Durañona (que fue construida a expensas de otro emigrado a Argentina) y la vieja Casa del Concejo para que el nuevo solar resultante fuese la plaza del Concejo.
 Con el tiempo siguió con sus inquietudes. Hizo un nuevo ayuntamiento y una nueva escuela, más un cementerio. Puede parecer paradójico, pero José Rufino de Olaso,  adornando aquella plaza que antiguamente era el campo de la parroquia, construyó una iglesia, dos escuelas, ayuntamientos y un cementerio. Exceptuando la iglesia, que se inauguró en 1936, el resto de edificios  se levantaron  en menos de treinta años.
Además llevó a cabo junto a su hermano Julián el encargo Ramón de Durañona, un reloj que presidiese el campanil de la antigua iglesia.
 Pero si esto es, a grandes rasgos, lo que José Rufino  de Olaso hizo en su pueblo de San Salvador del Valle, la gran riqueza que generó en Argentina iba a dar fruto tanto cultural como urbano y religioso con sus relaciones personales en la Villa de Bilbao.
Se instaló en la capital de Bizkaia donde tuvo una intensa vida cultural y comercial domiciliado en la céntrica plaza Circular, enfrente de la Estación del Ferrocarril del Norte. En cuanto a sus hitos culturales se destacan la ayuda que prestó al bardo José María Iparraguirre, o la suscripción para ayudar al insigne literato encartado Antonio de Trueba, ayuda que al final fue dedicada para colocar una estatua en la céntrica plaza bilbaína de Albia, obra en bronce del escultor Benlliure, muy cerca de donde reposan los resto el poeta conocido como “Antón el de los Cantares” dentro de la iglesia de San Vicente Mártir de Abando. Tuvo gran amistad con el pintor Uranga, al que encargó algunos frescos sobre temas de la mitología vasca.


El Palacio del Marqués de Olaso es
un extraordinario edificio de principios del siglo XX
en el 
barrio de Neguri, Getxo. 

Su relación con Argentina, no sólo de él sino también de su hermano Julián, quedó plasmada en el cargo que ambos ostentaron para representar a este país, el primero como vicecónsul y el segundo como cónsul de la Argentina en Bilbao.
En este período de sus vidas organizaron que la fragata de la Armada Argentina “Sarmiento” recalara en el puerto de Bilbao durante el mes de junio de 1902 en aquel viaje que hizo por las costas europeas. Fue un acontecimiento para el Bilbao de aquella época. Los marinos argentinos fueron invitados a numerosos actos y a visitas a lugares emblemáticos de Bizkaia e incluso, parte de la tripulación viajó a la capital de España, Madrid.
Pero el acto más emotivo de esta visita de marinos argentinos a la Villa de Bilbao y por gestiones de los hermanos Olaso, fue el cambio de nombre de la calle que hoy es una de las principales arterias de la capital de Bizkaia: la antigua calle “Sierra” y durante la estancia de los marinos de la Sarmiento, fue cambiada por el nombre de Buenos Aires, no sólo como homenaje a los ilustres visitantes de aquella Armada sino como síntoma de hermandad y de las buenas relaciones con la capital de Argentina.
Este nombre aun persiste y la calle discurre entre la Ría, junto al Ayuntamiento de la Villa, hasta la plaza Circular en la que vivían  entonces Julián y José Rufino de Olaso.
Pero hubo otras cosas. Trajo a Bilbao a los primeros miembros de la Compañía de los Padres Agustinos, para los que cedió una solar para la construcción de la iglesia de San José, en cuya cripta reposan los restos de José Rufino y los de su esposa, además de miembros de otras familias que ayudaron a levantar esa iglesia.
Otra obra que demuestra su amor por Argentina y el mundo latinoamericano fue el proyecto del Museo Ibero Americano para el que cedió terrenos junto a la ribera de la ría. Sin embargo, este proyecto no fructificó.
En cuanto a su obra en Sevilla, en el municipio de Puebla del Río, en plena marisma del río Guadalquivir,  José Rufino de Olaso compró unos terrenos marismeños con una hacienda o cortijo en el lugar de Isla Mínima. Si bien él la puso en marcha fue su hijo Luis, segundo marqués de Olaso, quien desarrolló el proyecto de su padre. Pero esto es otra historia.
En cuanto a la Ciudad de Orduña, donde nació su esposa y su hijo y contrajo matrimonio, la familia Madaria-Olavarrieta tenía mucha raigambre. Pero aquí, también está reflejada la impronta  sentimental  que perseguía José Rufino de Olaso. Compró un palacio a otra familia de abolengo como la suya, que pasó a denominarse de Olaso, nombre que aún hoy perdura.


José Rufino de Olaso está enterrado en la Iglesia "San José" de Bilbao 
en la que colaboró en la compra de los terrenos. 

lunes, 13 de abril de 2020

Despertar de sueños dormidos


Escuela N° 15 recién pintada por personal e internos de la Unidad N° 14 
del Servicio Penitenciario Bonaerense. 2018.

Comenzaba el Ciclo Lectivo 2018… Nuevos alumnos, viejos alumnos con nuevas miradas, mismas autoridades con más experiencia, nuevas Autoridades con renovados Proyectos y expectativas. En la Escuela 15, era todo bien diferente. Las paredes limpias, las cornisas rasqueteadas y las canaletas abiertas de la escuela seguramente lo debían sentir: es que a partir del 29 de noviembre de 2017, la Escuela, junto a las demás instalaciones de la ex estancia del marqués de Olaso tenía una Ley propia que la cuidaba y un montón de voluntades que la resguardaba; una escuela que se veía con aires nuevos pero que había nacido 150 años antes gracias a la voluntad e iniciativa de la familia Olaso.

EL ESFUERZO DE LOS OLASO POR ASEGURAR EDUCACIÓN

A veces, es difícil explicar y entender como una familia de la talla de los Olaso vino y permaneció en General Alvear hasta hace 60 años, presentes en el Pueblo Esperanza, hoy General Alvear allá por 1855 cuando se hizo la primera adjudicación de los solares..
En 1875, José Rufino Olaso funda el establecimiento “San Salvador del Valle”… Casi un pueblito de campaña: panadería, herrería, talleres, carpintería, cabañas, caballerizas, montureros, puestos, tambo, y una escuela que funcionaba en el mismo Castillo, delante de los montureros, donde ahora justamente están las aulas de los internos de la Unidad N° 14 del Servicio Penitenciario, institución que funciona en ese lugar siendo las maestras, las hijas de los puesteros o administradores que tenían cierto grado de instrucción. A un costadito, estaba el patio con juegos armados por la propia marquesa que daba catecismo una vez a la semana.

Luis de Olaso y Madaria, II Marqués de Olaso
 quién hace construir la escuela actual. Circa 1935.
LA ESCUELA CON EDIFICIO PROPIO

Luis de Olaso y Madaria, único hijo de José Rufino, hace construir el edificio actual en 1934 y como cuenta Joaquín Artola, él comienza a ir a la escuela en 1938 cuando “todo era nuevito”. La Sra. Amanda Pellisero escribe en el Historial de la Escuela que “en solemne acto realizado por la Señorita Begoña Olaso”, ella coloca el primer ladrillo de la construcción que terminaría en 1939 el Sr. Marconi. Toda la construcción y las maestras hasta el año 1957 fueron pagadas por la familia Olaso.
La función de la escuela era muy amplia: en verano se transformaba en Colonia de Vacaciones con alumnos del Colegio de Franciscanos de Buenos Aires, la congregación Jesuita de San Agustín. Durante las semanas de las Misiones, el padre Luis Rodríguez legalizaba uniones, bautizaba, se hacían las primeras comuniones, las confirmaciones y por supuesto, las Misas en la Capilla donde se reunía toda la gente de los alrededores.

LA ESCUELA RECONOCIDA OFICIALMENTE POR LA PROVINCIA

En 1957, uno de los hijos de Luis, II marqués de Olaso, Fernando y su madre la marquesa Carmen Villar, le encargan a su administrador, el Sr. Jorge Ormaechea que, junto a su esposa Marta Tagliani, realicen los trámites para que la escuela sea acreditada dentro de la Educación Oficial y así fue que la escuela N° 15 se crea en 1957 con una matrícula de 22 alumnos.
A partir de ahí, y ante las amenazas de expropiación, se retiran precipitadamente los puesteros con sus hijos haciendo fluctuar peligrosamente la matrícula pero, al formarse la Colonia San Salvador del Valle, llegan los Colonos con sus hijos que nuevamente llenan las aulas.

LA ESCUELA DE LA COLONIA “SAN SALVADOR DEL VALLE”

Imposible describir 60 años más… Cientos de anécdotas de los hijos de los colonos constantemente llenan las páginas de Facebook y las reuniones de amigos y una pequeñita escuelita, con una arquitectura española bellísima, es capaz de provocar destellos, hacer brillar los ojos y despertar recuerdos dormidos.
Recuerdos de sueños y desencantos, pero seguramente con los mismos destellos que tenía el marqués de Olaso cuando vivía en estos lugares, destellos de grandeza en la humildad, destellos de hacer las cosas bien, de esfuerzos, de sacrificios y de la satisfacción del trabajo bien hecho reflejado en cada uno de los detalles de la Escuela podemos observar no sólo la belleza, sino también la fortaleza de construcción pensada para que dure para siempre; ladrillos de primera calidad, ventanas y rejas indestructibles, techos que aún no se llueven a pesar de los años….
En estas cosas no valen los intereses particulares o personales, y aunque parezca mentira, realmente el edificio despierta sentimientos dormidos, recuerdos, acciones cooperativas, altruistas, optimistas, destellos de luz que pueden mucho más que las malas ondas y que han logrado reunir muchas voluntades para limpiar el monte y la escuelita abandonada.

Personal del Servicio Penitenciario lavando las paredes. 2018.
LA ESCUELA PATRIMONIO HISTÓRICO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES


El Honorable Concejo Deliberante de General Alvear, aprobó por unanimidad la ordenanza Nº 1755/12, donde se declara de Interés municipal la declaratoria de Patrimonio Histórico de la escuelita dentro del marco del proyecto Potenciar la Patria Chica. Cuatro años después, en 2016, y con la continuidad de las gestiones realizadas por la diputada Alejandra Lorden, las Cámaras aprueban la Ley y la escuela y demás instalaciones de la ex Estancia de Olaso forman parte del Patrimonio Histórico Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
La escuela ha demostrado que vale más que la intención de algunos, que está presente la voluntad conjunta de preservar y poner en valor un lugar representativo de 150 años de historia… Intenciones del Concejo Deliberante de General Alvear, de los Diputados y Senadores de la Provincia de Buenos Aires, de los vecinos alvearenses, del Consejo escolar, de las autoridades municipales, de los miembros de Cooperadora, del Personal docente y auxiliar, de los vecinos y colonos, de las Autoridades del Ministerio de Justicia y del Servicio Penitenciario que han puesto lo mejor de sí para que la escuela se vea como se merece.

DESPERTANDO SUEÑOS DORMIDOS

Luces de identidad, de respeto por el pasado y por las personas que trabajaron arduamente en esos espacios para que nosotros y nuestros hijos tengamos una vida de calidad, de expectativas logrables y por supuesto, con destellos de esperanza siempre renovados.
Martha Tagliani de Ormaechea, primera maestra de la escuela N° 15 en 2012. Buenos Aires.

Bibliografía:
-      Ordenanza Nº 1755/12 del Honorable Consejo Deliberante de General Alvear.
-      Solé, Lis.  Marqués de Olaso, estancia “San Salvador del Valle” Ediciones Del Margen. La Plata. 2012.


jueves, 26 de marzo de 2020

Marqués de Olaso



 
Frente del Castillo "San Salvador del Valle" con caminos de arenilla blanca y rosales. Circa 1930. Foto Gentileza de Ignacio y Luis Olaso.

    Todos los pueblos de Buenos Aires se parecen y han nacido como fortines, estancias o cantones entre indios, criollos e inmigrantes pero Alvear tiene una característica única: es tierra de marqueses en las figuras de don José Rufino de Olaso y de la Puente (1839-1914) y su hijo, don Luis de Olaso y Madaria (1887-1947). Marqueses como los de los cuentos con títulos y honores, otorgados en este caso por el Papa Pío X, “a hombres y mujeres extraordinariamente destacados en el servicio a la Iglesia y a la fe católica”, honor doble ya que además, al considerar la conveniencia, méritos y dignidad de su hijo Luis se aprueba la continuación del título.

 UNA HISTORIA MUY LARGA DE CONTAR…


José Rufino de Olaso (1839-1914)

    La historia comienza en 1850 cuando José Rufino Olaso llega con su hermano Julián a Argentina, provenientes de “San Salvador del Valle”, pueblo vasco que hoy lleva el nombre de “Trápaga” o “Trapagarán”. Con una tropa de carretas se dedican al comercio viajando por los peligrosos campos de General Alvear en épocas de malones. Se instalan en un principio en Lobos y en Navarro aventurándose más allá del Río Salado, hasta Saladillo y el Pueblo Esperanza, con almacenes de Ramos Generales.
    Cuando en 1856 se nombran a los primeros propietarios de solares distribuidos por Juan Agustín Noguera, Julián Olaso recibe los solares que se encuentran hoy en Hipólito Irigoyen y Sarmiento donde construye su casa y el almacén, lugar que donan en 1931 para la construcción de la actual Parroquia “San José”.

 JOSÉ RUFINO OLASO EN LOBOS

    En Lobos, José Rufino de Olaso vive a continuación de su almacén a una cuadra de la Plaza Principal, cerca de la casa de José Martí donde se reúnen para crear en 1867 la Sociedad Española de Socorros Mutuos siendo su socio fundador y Primer Presidente además de cofundador del Banco Provincia.

 FUNDACIÓN DE LA ESTANCIA “SAN SALVADOR DEL VALLE”

     En 1875, compra y funda en General Alvear la estancia “San Salvador del Valle”, mismo nombre que el de su pueblo natal, propiedad de 10.800 hectáreas que mantiene la familia hasta la expropiación de 1959. En el centro, construye una enorme casa fortificada por el latente temor de los malones, un casco según planos dibujados por su amigo el ingeniero Luis A. Huergo.
   El establecimiento tenía como casi todas las estancias antiguas, forma de U con una reja que cerraba el frente, característica forma de los establecimientos rurales de antaño con el fin de guarecer los pobladores en caso de invasiones indias. En el centro de la casa principal, se erguía un “Mirador” que le dio el sobrenombre conocido por todos. Desde esa torre, se podía observar los alrededores de la estancia aún por encima de los boulevares de eucaliptos y de la hermosa capilla, lugar de encuentro y evangelización de toda la región, sitio obligado de Misas, Retiros, Misiones, Casamientos, Bautismos, Comuniones y Confirmaciones durante más de 100 años.
    La estancia se autoabastecía: carnicería, panadería completa, galpones de esquila y de cría de caballos y toros, casa de los peones, matera, molinos, herrería, talleres, tambo, escuela, silos y todo lo necesario para vivir en el campo sin llegarse a la ciudad.

 “MAL QUE LE PESE A ALGUNOS, OLASO POBLÓ GENERAL ALVEAR”

    Tal como afirman muchos de los descendientes de los empleados de la estancia, “Olaso pobló General Alvear” con otros vascos y sus familias que se quedaron para siempre en el pueblo al que dieron sus apellidos característicos: Iribertegui, Monchico, Larrieta, Gurbista, Astaburuaga, Langoni, Azulabarrena, Quincoces, Salcedo, Artola, Zapiain, Garachena, Muniosguren, Ortiz, Castaños y tantos otros inmigrantes que solos o con familias encontraron trabajo por generaciones en estas tierras.

EL ÚNICO HIJO, LUIS DE OLASO Y MADARIA, II MARQUÉS DE OLASO

    A partir de 1920, su hijo Luis, II Marqués de Olaso, “moderniza” la estancia: se levanta el hangar de los aviones y la pista de aterrizaje que usaba Luis de Olaso, su familia y amigos cuando venían de Buenos Aires, se construye el patio andaluz posterior, se anexa la cocina y dependencias traseras y se cierran las galerías características de las estancias camperas quedando al frente un majestuoso hall de entrada.
    Sobre el camino real se construye el portal de entrada y la Escuela N°15 con una prolongación del boulevard atravesando el campo, camino recorrido infinitas veces por los alumnos y vecinos de la Colonia San Salvador del Valle. Luis Olaso y sus hijos construyen nuevos puestos para los empleados incorporando mejoras en cuanto a la producción, el trabajo rural y la educación de los chicos del paraje encargando a la docente Martha Tagliani de Ormaechea las gestiones necesarias para que la escuela sea reconocida oficialmente lo que se logra a partir de 1957. El edificio, de hermosa arquitectura española, es ícono de la actual Colonia “San Salvador del Valle” declarado en 2016, Patrimonio Histórico de la Provincia de Buenos Aires al igual que las demás instalaciones.

 JOSÉ RUFINO OLASO, ALCALDE Y BENEFACTOR EN SU PUEBLO NATAL

    Cuando volvió a España, José Rufino de Olaso es elegido Alcalde de “San Salvador del Valle”, se encarga de arreglar las cuentas públicas y engrandecer a su pueblo “dándole postín”… a sus expensas; con el dinero propio o de su familia construyó el Palacio Olaso que hoy es la Casa de la Cultura del Valle de Trápaga, erigió un nuevo ayuntamiento, un cementerio, una iglesia y dos escuelas sobre terrenos propios, todo construido rápidamente a excepción de la iglesia que inauguró en 1936 su hijo Luis.
    La relación de José Rufino y su hermano con Argentina quedó plasmada en el cargo que ambos ostentaron para representar a este país, el primero como vicecónsul y el segundo como cónsul de la Argentina en Bilbao. Durante su gestión, lograron que la Fragata Argentina “Sarmiento” recalara en el puerto de Bilbao durante el mes de junio de 1902. Fue un gran acontecimiento para indianos y bilbaínos siendo especialmente emotivo el acto de imposición del nombre de Buenos Aires a una de las principales calles de la ciudad como síntoma de hermandad y de las buenas relaciones con la capital de Argentina.

 JOSÉ RUFINO, PADRINO DE LA IGLESIA SAN JOSÉ DE GENERAL ALVEAR

    Católico ferviente, José Rufino fue padrino de la Iglesia San José de Gral. Alvear en la colocación de la Piedra Fundamental en 1900 lo mismo que su hijo Luis en 1932. En 1902, se escribe en España una biografía sobre la ilustre vida de José Rufino de Olaso, en donde se apunta el hecho de “haber regalado una hermosa campana a la Iglesia” a General Alvear, esa campana que suena cada día en nuestro pueblo trayendo pensamientos que corren hacia lo bueno, y fue Olaso quién la obsequió.

    Su familia continuó su obra, y aún hoy sus descendientes mantienen abierto el corazón hacia la República Argentina porque tal como él escribe, es la tierra “a la que cada día amo con afecto más entrañable y a la que considero con orgullo como mi segunda patria, hasta el punto de no poder precisar cuál de las dos patrias me es más querida”. (Olaso, 1902).
Realmente, un personaje para recordar acá y en España.
Jorge Ormaechea y el capataz Puig en 1950 frente a la entrada de la estancia.
Foto gentileza Martha Tagliani de Ormaechea.