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lunes, 13 de abril de 2020

El Manco Giribone


El Manco, polista, gaucho, un fenómeno, una leyenda... 
Revista "El Gráfico" 1938. N° 986. Gentileza Ricardo Buiraz. Taller de Historias Belgranenses.

        
        Hay personajes de leyenda en cada pueblo y uno de ellos es sin duda el “Manco” Giribone. Hombre campero, muy ducho con los caballos, criollazo para todos los que lo conocieron recorrió grandes distancias de la provincia de Bs. As. con su caballo y tropilla ya que la falta de un brazo no le impidió destacarse en los deportes, juegos o travesuras físicas que se impusiera.
            José Luis Giribone, el “Manco”, era hijo de Juan Carlos Giribone y María Cañás, hermano de Juan Carlos “Carlucho” Giribone que estuvo a cargo de la Intendencia de General Alvear durante muchos años y quizás, menos mentado en el pueblo por la gran relevancia que tuvo Juan Carlos en la historia local, pero muy bien recordado por los que lo conocieron en las estancias “San Juan” o “La Vigilancia”.
            En sus años mozos era muy deportista, hecho que no perdió a pesar del accidente, muy buen boxeador y aunque no pudo seguir boxeando, siguió entrenándose y conservándose en muy buen estado físico ya que nada era anormal para él, tanto manejaba el auto, el caballo o los carruajes con cuatro y hasta seis caballos o incluso domaba junto a su hijo José Luis.


 “Esta es una foto que están papá y mamá en General Belgrano con seis caballos que manejaba papá que era un coche que era una domadora”(Giribone, Sofia, 4 de abril de 2020)
           
EL ACCIDENTE EN UNA CARRERA DE AUTOS

            Queda sin brazo en una carrera automovilística por caminos de tierra en Pila, cerca de General Belgrano en tiempos que tenía una baquet, por el año 1924 o 1925, cuando tenía 26 años.
            Su hijo José Luis Giribone explica que en esa carrera, iba acompañado por el chofer de su madre, mecánico de autos de nombre Valerio.  Sucedió que, con la carrera ya casi ganada por una vuelta, no puede dejar de hacer una de sus bravuconadas características y se para a un costado para prender un cigarrillo como para pasar la raya fumando. En eso pasa un atrasado y lo llena de tierra… ¡Cómo iba a dejar que lo llenara de tierra un rezagado! (Giribone, 57)
            Así pasa que se enoja, tira el cigarrillo y sigue corriendo; cruza la raya, gana, pero se le corta el tren delantero del auto y vuelca. Sin sentir que en el vuelco tenía el brazo deshecho y la mano aplastada hasta la mitad entre el codo y el hombro, va hasta su acompañante que había fallecido con el golpe ya que en esa época, no se usaban precintos ni cascos y la “baquet”, era un cochecito sin capota.     
            Al verlo tan lastimado lo llevaron apresuradamente hasta Belgrano y de ahí en tren a Bs. As. donde lo operaron tres veces para cortar la gangrena en épocas donde no existían los antibióticos. A pesar de 24 quebraduras se recupera y sale del sanatorio manejando él mismo su auto con una voluntad y espíritu incomparables.
            La pérdida del brazo no lo amilanó y sigue jugando al polo y andando a caballo por los campos.
Copa al Ganador de la Carrera de Autos del 30/12/1924 al Manco Giribone,
La Copa se encuentra en el Museo Histórico "Juan Manuel de Rosas" de la ciudad de Pila.

EXIMIO JUGADOR DE POLO

            En el año 2018 se cumplieron 90 años del Primer Partido de Polo en el Campo Argentino de Palermo y en esa oportunidad se hizo homenaje al primer equipo argentino. Entre ellos estaba el “Manco” con un grupo de arriesgados polistas que “jugaban como indios”, “medio salvajes” y con una vehemencia tal que les ganó el nombre de “Los Indios”. Con una caballada muy distinta a la actual, corrían y “se atropellaban a lo bestia” en un juego muy bruto donde realmente parecían indios, apodo que los acompañó para siempre[i].
            El día de la inauguración del Campo Argentino de Polo el 27 de octubre de 1928, hubo un partido entre dos combinados: Civiles y Militares. Dicen que ese día se jugaron seis chukkers y la victoria fue para los civiles por 8 a 6 en la cancha número 1 del Campo Argentino de Polo que universalmente se conoce como “La Catedral del Polo Mundial”.
            En esa oportunidad, José Luis integraba el Equipo junto a Ramón Videla Dorna, Luis Nelson y Carlos Uranga. Eran épocas donde el Polo todavía era considerado un deporte de campo, de estancia, no un deporte de ciudad.
            Sólo un polista sabe lo importante que son los dos brazos para manejar las riendas, la fusta y el taco de polo. “El Manco” se las arreglaba llevando las riendas con un gancho atado a su brazo izquierdo peligrando que en el caso de una rodada quedara enganchado al caballo por lo que inclinaba el cuerpo para efectuar un salto mortal para salir parado o al menos, no ser arrastrado por el caballo.
            Con ese gancho que era como un garfio de pirata que solo se abría si el salía rodando para adelante, manejaba el caballo con el cuerpo para llegar hasta la bocha más difícil.
            El brazo era como un yeso que se lo ataba al muñón que le había quedado para parar la gangrena, de ahí en la cintura para sujetar las riendas para que de esa forma, quedara libre la mano derecha que manejaba el taco.
            Su hija Sofía Giribone recuerda que “una vez se le rompió el brazo postizo jugando y entonces iba para los palenques gritando: - “¡Denme otro brazo!”. Y unas americanas que estaban mirando el partido dijeron: ¡Qué maravilla! ¡Estos son los machos argentinos!” (Sofía Giribone, entrevista ESPN, 2018).

Equipo de Polo "Los Indios".
 Los integrantes del Equipo eran José Luis Giribone, Marcos Uganda, Luis Nelson y Ramón Videla Dorna.
Jugaron el primer partido de inauguración del Campo de Polo de Palermo dos equipos: civiles contra militares donde ganaron los civiles. 

VENÍA A CABALLO SOLO 31 LEGUAS…

            Su residencia era en “La Invernada”, un campo familiar de General Belgrano, pero en Alvear venía a “San Juan” y a “La Vigilancia”, campos que administraban su hermano Juan Carlos y el hijo del Manco, José Luis Giribone (H). Pasados los años 60 y ya fallecida María Luisa Cañás, Juan Carlos Giribone comienza a administrar los campos que heredó con la ayuda de Roberto Senillosa, un muchacho joven de unos 20 años, sobrino de su mujer Carmen “Sisí” Senillosa.
            Miguel Bilbao, que tenía un campo lindando con lo de Giribone, trabajó en la estancia desde los 12 años y recuerda que Juan Carlos venía desde General Belgrano en auto, pero el Manco, venía a caballo y con su tropilla tardando un día y sin escalas para recorrer las 31 leguas a caballo hasta “La Vigilancia” situada en el Cuartel VII de General Alvear, en el límite con Tapalqué.
            Muy gaucho, le gustaba mucho el campo, tuzaba él mismo sus caballos y los arreglaba con una sola mano y cuentan que una vez cruzó el arroyo desbordado con la yegua de tiro y los caballos por detrás. En “La Vigilancia” permanecía semanas enteras y sorprendía a los empleados por su jovialidad y participación en todas las actividades camperas, cosa que también hacía Juan Carlos pero con mucha más seriedad.
            En esas épocas el campo era de su madre, María Luisa Cañas, y su hermano Juan Carlos era el administrador. Sus propiedades comprendían “San Juan”, “La Vigilancia”, “Las Marías” en Carlos Casares, “Santa Rosa” y “La Invernada” en Belgrano. Imposible imaginar las hectáreas de la familia pero “La Vigilancia” junto con “Santa Rosa” completaban una superficie de 5.600 hectáreas.
            Miguel Bilbao recuerda el día que estaban sacando hacienda para Carlos Casares con Facundo Peralta y como es costumbre y obligación antes de cada arreo se procedió a la yerra. En eso estaban cuando el Manco dijo que él también iba. Ante tal afirmación, Don Facundo Peralta le dice con todo respeto: “- No patrón, ¿Cómo va a ir Ud.?”. Pero él insistió argumentando que lo mandaran a parar las vacas o hacer rondas de noche porque él iba a trabajar igual que los demás y que por supuesto, esperaba recibir una paga igual a los otros. Pero justo ese día enfermó la madre y Juan Carlos lo vino a buscar pero Miguel asegura que “hubiera venido con nosotros”.

LAS BOLEADAS EN “SAN JUAN” DE GIRIBONE

            En el mes de noviembre se hacían en la estancia “San Juan” de General Alvear las tan esperadas boleadas de avestruces. Había uno de los potreros llamado “La Libertad” que no era un coto de caza, pero sí unas mil hectáreas crudas, sin trabajar, con pajales, donde se juntaban 30 o 40 hombres algunos amigos de Buenos Aires, capataces, mayordomos y también patrones de otras estancias y también algunos puebleros.
            A veces aparecía algún “chabón” pero en esos casos siempre eran apadrinados por algún mensual diestro y se reunían en el medio del campo para armar un cerco y de ahí arrancaba un puntero que supo ser “el Negro Haedo”, de Alvear.

WALT DISNEY Y LAS BOLEADAS

            En el año 1941 llega a la Argentina Walt Disney para entre otros objetivos “mejorar las relaciones internacionales” y fueron a visitar estancias y compartir costumbres con la gente de campo. De esa experiencia surgen las películas “The Gallopin' Gaucho" y “El Gaucho Goofy” donde se intentó en un principio reflejar algunas costumbres argentinas pero con tan poca fidelidad que provocó la desaprobación de Florencio Molina Campos.
            Sin embargo, el gran amigo del Manco y compañero de aventuras Carlos Uranga recordaba cuando vino Disney y se reunieron con él en la estancia “Benquerencia” en Monte. Allí filmaron muchas escenas de campo y asados y Disney, impresionado por la agilidad y la gracia de los movimientos en las boleadas, se inspira en ellas para planear la película “Feather on the pampas”. En esa oportunidad, llegaron a soltar un avestruz en la calle Florida que provocó el terror del pobre animal que se refugió finalmente en un auto convertible.


Carlos Uranga, amigo y compañero de aventuras del Manco, en una boleada de avestruces.

Y ENTONCES ENTRÓ EL REY

            Las boleadas duraban dos días, se hacía una vaca con cuero y de noche había guitarreadas y zapateadas, Juan Carlos tocaba la verdulera y el vino abundaba a la espera de los contrapuntos de zapateos sobre un tablón. El Manco descollaba y acaparaba la atención asombrando con sus chistes y hacer. Un día que estaban en una fiesta en “La Invernada” en uno de los galpones se abrió el portón y entró el Manco en un oscuro muy bueno que tenía, muy trajeado y con espuelas, y “lo hizo rayar sobre el portland”. José Luis (H) cuenta que una viejita que había sido la mujer del mayordomo de sus abuela contaba: - “Estaba la fiesta muy bien y de golpe, los portones se abrieron y entró el Rey” (Giribone, 34).

UN PAISANO AUTÉNTICO

            Dicen que ante el comentario de la ciudad de andaba “haciéndose el gaucho” el mismo dijo con sinceridad que “no es que me haga el gaucho. Es que me siento gaucho. Es que como algunos encuentran su entretenimiento en ir a jugar al golf, yo lo hallo en levantarme a las 3 y media de la mañana para irme a trabajar con los peones de la estancia, después de haber estado mateando a la vera del fuego. En toda mi vida no he hecho otra cosa. Cuando quise estudiar, era el campo el que me tiraba. Probé todos los primeros años de estudios imaginables: El Nacional, el comercial, la Escuela Naval. Todo inútil; era preferible trabajar en la hacienda paterna desde las 5 de la mañana”.

            Hombre de ley, lograba la confianza absoluta y el respeto de todos los hombres de campo que compartieron sus estadías en “La Vigilancia”; su espíritu y alegría demostraba que nada es imposible si se le pone ánimo y gran fuerza de voluntad. Ni la catástrofe más grande puede amilanar el espíritu y el ejemplo de estos hombres de leyenda, anima los corazones para seguir en el camino que sea por más largos y difíciles que parezcan.


“Esta foto es una boleada de campo, en una boleada de avestruces.
No sé si se llega a leer ahí abajo pero yo te cuento: 

Fernández Bazán era el Jefe de la Policía y muy amigo de mi tío Juan Carlos” 
(Giribone Sofía, 2020).

Bibliografía y fuentes consultadas: 
  1. GIRIBONE, José Luis. Sucedidos. Editorial Croquis. 2014.
  2.  ESPN. A 90 años del Campo Argentino de Polo, el recuerdo del “Manco” Giribone. Sofia Giribone, hija de José Luis, repasa aquel mítico partido entre Civiles y Militares que inauguró el magnífico predio y la particular historia que escribió su padre con su carisma y su osadía sobre el caballo.
  3. La tradición sigue vigente en Playa Grande. Diario La Nación Sección Sociedad. Verano 2013. 24 de enero de 2013.
  4. Recuerdos aportados por su hija Sofía Giribone.






[i] A 90 años del Campo Argentino de Polo, el recuerdo del “Manco” Giribone. ESPN.
Sofia Giribone, hija de José Luis, repasa aquel mítico partido entre Civiles y Militares que inauguró el magnífico predio y la particular historia que escribió su padre con su carisma y su osadía sobre el caballo.






miércoles, 25 de marzo de 2020

Pueblo de Estación. Estación Micheo de General Alvear



Estación J. M. Micheo. 2015
    En el ideario general y particular los nombres de pueblos y estaciones pertenecen a la historia de la Patria Chica siendo bien conocidas en General Alvear las estaciones Micheo y Emma, estaciones que refieren parajes y comunidades. Sin embargo, en el diario La Semana de Saladillo del 9 de marzo de 1924, se hablaba de nombres de estaciones ferroviarias donde aparecen apellidos que “no tienen derecho a figurar en la geografía argentina” situaciones históricas que se repiten en nuestra argentina donde se intenta desprestigiar a ciertos sectores casi sin saber por qué motivos, situaciones que hacen mucho mal al argentino porque al negar parte de la historia, se queda sin raíces y sin el orgullo “de ser” pasando al desarraigo y al desamor nacional.


 LOS NOMBRES DE LAS ESTACIONES FERROVIARIAS

    Y bien vale este ejemplo de 1924 que involucra al paraje, estación y pueblo “Micheo” de General Alvear. Sucedió que el Ministerio de Obras Públicas de la Nación de ese momento, Dr. Eufrasio S. Loza , dictó una resolución por la cual se disponía que la “Dirección General de Ferrocarriles debía proceder a la revisión general de los nombres de las estaciones ferroviarias de todas las líneas del país con excepción de lugares de ciudades o países, próceres u hombres públicos de actuación destacada y notoriamente reconocida, y elevará una nómina de los que a su juicio no encuadren dentro del concepto enunciado en el primer considerando de la presente resolución, proponiendo a la vez a aquellos con que puedan sustituirse, debiendo igualmente recoger los informes necesarios acerca del nombre primitivo del lugar en que se encuentran ubicados”.

 EL ORIGEN DE SUS NOMBRES

    En el preámbulo de la resolución, el Dr. Loza expresaba que “la designación de las estaciones ferroviarias con nombres de personas, había que exhibirlos a la consideración del país” ya que no ameritaban su consagración histórica. Dentro de este concepto el Dr. Loza expresaba que no era justo que aparecieran los nombres de “personas sin mérito alguno” a la par del nombre de los próceres y demás personalidades que por su destacada actuación en las diferentes actividades de la vida pública o en las no menos meritorias de su actuación en bien de la humanidad.
    Loza decía que personas sin los bastantes méritos para merecer ese alto honor y distinción, llevaban el nombre de lugares con “el inconveniente que se agrava aún más si se tiene en cuenta que en general el nombre de la estación trasciende el pueblo mismo que se forma alrededor como consecuencia lógica del impulso que ella significa para el progreso y adelanto de la región o de la localidad en que quede establecida”.

 CUESTIONANDO LOS NOMBRES DE ALGUNAS ESTACIONES

    Añade el ministro que subaltenizando el concepto, se ha llegado a veces a designar ciertas estaciones con el nombre de personas que sin más fundamento ni antecedentes que el de haber donado el terreno que estén ubicados aquellos, sin reparar siquiera es que, frecuentemente, ese procedimiento extraño a una mera especulación comercial del donante, por la valorización del excelente de su propiedad y que, por ello, ostentarse un título de reconocimiento público. Y más abajo remata: “Es obra de sano patriotismo mantener en el sito nivel que corresponde, la conmemoración tributada justicieramente a nuestros grandes hombres como meritorios servidores del país, evitando que se encuentren colocados en la misma línea otros que no revisten las cualidades necesarias para perpetuarlos”.

 LA ESTACIÓN “MICHEO” DE GENERAL ALVEAR.

    En General Alvear, hay una estación “que entraría” dentro de esa propuesta de Loza y sin intentar ser defensor del ausente, bien vale investigar por qué Micheo lleva ese nombre para poder decir con conocimiento y no arbitrariamente, cuál es el peso de esa personalidad en la historia alvearense.

  ¿QUIÉN ERA JOSÉ MARÍA MICHEO?

    La estación Micheo se refiere a José María Micheo Gamio, español, nacido en 1822, comerciante en una casa de Ramos Generales de Lobos y que fallece en 1871 de fiebre amarilla. En 1867, con la llegada del cólera, los españoles de la ciudad de Lobos fundaron dos sociedades de socorros mutuos para los compatriotas que en su mayoría no tenían familias ni recursos.
    José María Micheo junto a Francisco Terán fundan la “Excelsa Fraternidad Ibérica de Socorros Mutuos”, sociedad de iguales objetivos que la “Asociación Española de Socorros Mutuos” fundada por el marqués José Rufino de Olaso. Ambas sociedades tenían las loables inquietudes de acompañar a los enfermos, ayudarlos a viajar a su patria, proveer de medicamentos y asistencia médica, costear entierros y subvencionar a las familias de los fallecidos en epidemias de fiebre amarilla, cólera y viruela entre otras. Activista político, participó en las elecciones municipales de Lobos en 1867 como candidato por los “Retrógrados”.

 MICHEO, INTEGRANTE DE LA COMISIÓN PRO FUNDADORA DEL TEMPLO “SAN JOSÉ”

    En el año 1932, la Iglesia de Alvear todavía no estaba construida así que una comisión integrada por caballeros, retomaron el sueño de 32 años atrás, colocaron la Piedra Fundamental de la obra. Dicha comisión se designó “Comisión Pro Templo de General Alvear” y su presidente fue justamente José María Micheo Puig que siguió tras la tarea comenzada por su padre José María junto a Pedro Robles, Pedro Del Carril, José Rufino de Olaso, Urbelina T. C. de Carman, Carmen Herrero de Micheo, Estanislada Melo de Mackay. Martina C. de Ortiz. Rufina V. de Sollano. María Luisa C. de Giribone, Luis de Olaso y María L. de Mathet.

 EL ALTRUISMO DE LA FAMILIA MICHEO

    Micheo tuvo dos hijos: José María Micheo Puig que contrae matrimonio con Carmen Herrero Pellicer, y doña Carmen Aureliana Micheo quién fallece en 1952. Doña Carmen Aureliana Micheo construye totalmente y de su peculio, el Colegio Carmen A. Micheo de Gral. Alvear, Bs. As., institución que se inaugura en 1937 con la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús. En 1955, la Sra. Carmen Herrero de Micheo continúa la obra de su cuñada, costeando la construcción del Salón de Actos y los baños del mismo Colegio. 
     Cuentan los anales del Colegio religioso que “la Señorita Carmen A. Micheo, guiada por sus principio profundamente cristianos y caritativos, quería destinar parte de su patrimonio a construir un colegio para la educación de los niños”.
      La estancia de Micheo, de unas nueve mil hectáreas, rodeaba a la estación donde se formó un pequeño pueblito que, en 1939 llegó a tener 1.257 habitantes con una casa de hospedaje que pertenecía a Fernando Barbalarga y el almacén de Ramos Generales de Pedro J. Nomdedeu que proveía de combustible con un surtidor de nafta “Energina”. Seguro que humanamente, José María Micheo pensó en mejorar el precio de su tierra al negociar con los ingleses y ceder parte de su propiedad, pero dio vida y trabajo a más de una familia alvearense que se asentaron en sus campos o alrededor de la estación durante muchas décadas, siendo sus descendientes activos contribuyentes en obras en beneficio de General Alvear.

 LA CONVENIENCIA DE EXPLICAR EL SIGNIFICADO DE LOS NOMBRES

    Tal como dice Loza, aunque no en el sentido que él pregonaba, realmente sería conveniente “que al pie del nombre de cada estación se coloque una inscripción que en forma sintética explique su significado u motivo de su designación, como un medio indispensable para que el público se ilustre del hecho histórico que simboliza o de los méritos de la personalidad que se consagre”. Quizás, la decisión de Micheo de “donar” modificó la vida de mucha gente y gracias que sucedió en General Alvear, porque dio la posibilidad a varias generaciones alvearenses para que progresaron junto al ferrocarril. La muerte de las vías, dejó grandes frustraciones y actualmente, hay muy pocos habitantes en Micheo.
    La resolución propuesta por el Ministro Loza -que quizás no conocía la importancia de los parajes ferroviarios en los pueblos de la provincia y por eso la generalización del concepto-, no se puso en práctica y Micheo mantuvo su nombre originario: valgan estas cortas líneas para reflexionar y determinar si el pueblo realmente merecía y merece recordar a la familia Micheo a través del nombre de su fundador.


José Maria Micheo Gamio (1822-1871)
Foto gentileza de Carlos Quiroga Micheo.

 Fuentes:

 - Texto medalla de Colocación de la Piedra Fundamental Iglesia San José, Gral. Alvear, 1900.
- Guindani, José. Estudio de dos sociedades. Sociedad Española de Lobos. Lobos. 2006.
- Anuario Kraft, Provincias y territorios. 1929. - Archivo Colegio Carmen A. Micheo