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miércoles, 1 de abril de 2020

Estación "Emma" del ferrocarril General Roca

Emma Del Carril con su hijo y su dama de compañía y enfermera, Carmen. En La Porteña, Lobos.
Foto gentileza Museo Pago de los Lobos.

       Estación de trenes… Quién no siente fascinación por una vía de tren que se pierde en el horizonte o un tren que pasa… Estaciones que nos lleven a otros lugares, a otras vidas, a distintas realidades donde el corazón cree que será más feliz… Recorrer otros caminos dando a la vida otras oportunidades.
       Los “caminos de hierro” fueron creados con la intención de integrar y dar vida a lugares y regiones y principalmente, para dar salida a los productos agropecuarios. En General Alvear el tren llega en 1897 viniendo de Saladillo y pasando por la estación José María Micheo. Sin embargo,  llega a la estación Emma recién el 15 de octubre de 1910 continuando hasta Pigué siendo  la primera estación del ramal que se abría en Empalme Alvear y

      Los nombres de las estaciones son bastiones de historia, referentes de raíces familiares y personales. El nombre de la estación Emma recuerda a Emma del Carril de Erdmann, nieta de Tiburcia Domínguez y Salvador María del Carril, poderoso hacendado de la provincia y con una vida política muy intensa (llegó a vicepresidente de la Nación, secundando a Rivadavia). La estación está dentro de la estancia “San Justo”. Uno de los hijos, Pedro Ángel del Carril que nace en 1832, se hace cargo de la estancia y cede parte de su propiedad a la compañía inglesa Ferrocarriles del Sud para que construya una estación que  llamaría como su hija mayor: Emma María Salomé del Carril Puig que nació el 28 de enero de 1871.

FAMILIA DEL CARRIL… PADRINOS DE LA IGLESIA DE ALVEAR


Cartel de Estación Emma sobre la vía abandonada.

       La familia Del Carril estuvo en el pueblo desde sus inicios participando activamente en eventos sociales y religiosos. Por ejemplo, cuando el 23 de septiembre de 1900 se colocó la Piedra Fundamental del primer edificio de la Iglesia Católica los padrinos de la misma fueron el padre de Emma, Roque Robles propietario de la estancia “La Primavera”, José María Micheo de “Los dos amigos” y José Rufino de Olaso dueño de “San Salvador del Valle”. Recordemos que los padrinos eran los que aportaban el dinero para la construcción de la Iglesia.
       Emma es bautizada en la Iglesia Nuestra Señora de Monserrat en Buenos Aires y sus padrinos fueron sus abuelos Salvador María de ya 72 años y su esposa Tiburcia de 56. Se casó a los veintitrés años con Federico Erdmann, en 1894, dieciséis años antes de que llegara el ferrocarril a “San Justo”.         Dicen sus descendientes que Emma se ocupaba en persona de los tratos con los empresarios ingleses que construyeron el ferrocarril que pasó por sus campos. Emma, muy blanca, libre, mimada, elegante, fina y ligera se ocupaba de todo. El matrimonio Erdmann Del Carril tiene 6 hijos. Cuatro de ellos, Tita, Marta, Jorge y Adolfo forman la Sociedad SRL Erdmann Del Carril a partir de 1941 hasta 1970, encargándose de la administración de “La Porteña” de Lobos y “San Justo” de General Alvear. En la década del 40, Estación Emma era casi pueblito con 508 habitantes, sin hospedajes ni coches, pero con destacamento policial, telégrafo y estafeta en la estación.

DON ADOLFO ERDMANN

       Don Adolfo Erdmann Del Carril es quizás el más recordado de la familia en General Alvear. Vive en “San Justo” y en el pueblo en la calle Vicente López entre Mitre y Althabe. Se casa con su media prima María José Del Carril y tienen 7 hijos: Emma, María Elisa, Víctor Federico conocido como “Torico”, Marta Elena, Guillermo Adolfo, y los gemelos Ana Inés y José María.

       Todo hace suponer que durante su juventud de largos vestidos blancos, Emma vivió en la estancia junto a su padre, y después junto a su esposo Federico. Al final de su vida, sola y con grandes problemas de salud pasa casi todo el tiempo entre “La Porteña” y Buenos Aires donde fallece.
        Sin embargo, desde 1937, durante los veranos visita San Justo y pasa largas temporadas junto a su hijo Adolfo, su nuera y nietos. María José la describe “como la brisa primaveral” casi sin hacer ruido en su silla de ruedas.

EMMA EN SAN JUSTO

      Ella amaba mucho la casona de San Justo y en ella, el recuerdo de su marido. Era suave, dulce, efímera, sonriente… La que repetía: “-Yo soy materia dispuesta”  y que a pesar de su falta de movimiento y libertad, atada por la enfermedad y la edad, convertía todo a su alrededor en una explosión de movimiento. La abuela Emma, tenía chofer, mucama, auto, sillón de ruedas y una enfermera… y se trasladaba con todo. Llegaba a la estancia con regalitos y bombones, ropa para sus nietos y se extasiaba mirándolos. Le gustaba mirar a su nieta mayor manejar un carrito tirado por una cabra o ver los paseos tambaleantes de las otras dos niñas. Cuando se iba, entre sus almohadones y mantas, miraba por la ventanilla del auto como no queriéndose ir, saludando con su mano blanca.

      Muchas veces las dos nietas mayores junto a su padre Adolfo iban a saludar a Emma a Buenos Aires o a La Porteña y pasaban allá una semana… Emma las llenaba de regalos: saquitos nuevos, enagüitas y bombachitas de seda, zapatitos, bombones y muñecas, cadenas y medallas que eran la delicia de las nietas.

LOS ÚLTIMOS AÑOS DE EMMA


        Los últimos años estuvo muy enferma, casi postrada y cuidada por su ama de compañía de toda la vida: Carmen. Al morir Emma, Carmen se ocupa de la administración del casco de “La Porteña” junto a Rebeca Peña, de Lobos, que separa a los hermanos que se mudan y distancian. Así es que queda doña Marta en “La Porteña” y don Adolfo, en “San Justo”.

        En 1963, un gran incendio destruye gran parte de la hermosa casa de “San Justo” que es refaccionada y arreglada por don Adolfo.  Héctor Andrés Pérez recuerda cuando pintaron la casa rosada, en 1976, junto con el “Indio” Cousté viejo, su hijo, “Michi” Almendros, Felipe Haedo, Omar Castro, Bustamante y algunos más… La Casona rosada que no alcanzó a ver Emma…
        En la estación Emma, vive actualmente uno de sus nietos, Víctor “Toriko” Federico Erdmann Del Carril, quién guarda con celo retratos de sus antepasados y objetos de la estación: muebles, caja fuerte, telégrafo, máquina picadora de boletos, faroles, vestigios de un pasado que no se debe olvidar.          Él recuerda cuando Emma lo iba a visitar al Colegio donde estaba internado, en Buenos Aires, y lo llevaba en un auto grande con chofer a pasear al Rosedal de Palermo o al aeropuerto de Ezeiza.

EMMA… NOMBRE DE ESTACIÓN SIN TRENES


         Emma… Nombre de estación sin trenes donde el corazón se retrae… Estación Emma, escuelita N° 10 de Emma ya sabe de dónde viene su nombre. Muchas poesías y canciones infinitas de deseos habrán pasado por los pensamientos de Emma cuando cruzaba esas vías para ir hasta San Justo después de recorrer caminos de polvaredas y rieles. Es el tren de la vida dicen las canciones…                     Caminos infinitos para recorrer, muchas más historias de los Del Carril para contar.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Pueblo de Estación. Estación Micheo de General Alvear



Estación J. M. Micheo. 2015
    En el ideario general y particular los nombres de pueblos y estaciones pertenecen a la historia de la Patria Chica siendo bien conocidas en General Alvear las estaciones Micheo y Emma, estaciones que refieren parajes y comunidades. Sin embargo, en el diario La Semana de Saladillo del 9 de marzo de 1924, se hablaba de nombres de estaciones ferroviarias donde aparecen apellidos que “no tienen derecho a figurar en la geografía argentina” situaciones históricas que se repiten en nuestra argentina donde se intenta desprestigiar a ciertos sectores casi sin saber por qué motivos, situaciones que hacen mucho mal al argentino porque al negar parte de la historia, se queda sin raíces y sin el orgullo “de ser” pasando al desarraigo y al desamor nacional.


 LOS NOMBRES DE LAS ESTACIONES FERROVIARIAS

    Y bien vale este ejemplo de 1924 que involucra al paraje, estación y pueblo “Micheo” de General Alvear. Sucedió que el Ministerio de Obras Públicas de la Nación de ese momento, Dr. Eufrasio S. Loza , dictó una resolución por la cual se disponía que la “Dirección General de Ferrocarriles debía proceder a la revisión general de los nombres de las estaciones ferroviarias de todas las líneas del país con excepción de lugares de ciudades o países, próceres u hombres públicos de actuación destacada y notoriamente reconocida, y elevará una nómina de los que a su juicio no encuadren dentro del concepto enunciado en el primer considerando de la presente resolución, proponiendo a la vez a aquellos con que puedan sustituirse, debiendo igualmente recoger los informes necesarios acerca del nombre primitivo del lugar en que se encuentran ubicados”.

 EL ORIGEN DE SUS NOMBRES

    En el preámbulo de la resolución, el Dr. Loza expresaba que “la designación de las estaciones ferroviarias con nombres de personas, había que exhibirlos a la consideración del país” ya que no ameritaban su consagración histórica. Dentro de este concepto el Dr. Loza expresaba que no era justo que aparecieran los nombres de “personas sin mérito alguno” a la par del nombre de los próceres y demás personalidades que por su destacada actuación en las diferentes actividades de la vida pública o en las no menos meritorias de su actuación en bien de la humanidad.
    Loza decía que personas sin los bastantes méritos para merecer ese alto honor y distinción, llevaban el nombre de lugares con “el inconveniente que se agrava aún más si se tiene en cuenta que en general el nombre de la estación trasciende el pueblo mismo que se forma alrededor como consecuencia lógica del impulso que ella significa para el progreso y adelanto de la región o de la localidad en que quede establecida”.

 CUESTIONANDO LOS NOMBRES DE ALGUNAS ESTACIONES

    Añade el ministro que subaltenizando el concepto, se ha llegado a veces a designar ciertas estaciones con el nombre de personas que sin más fundamento ni antecedentes que el de haber donado el terreno que estén ubicados aquellos, sin reparar siquiera es que, frecuentemente, ese procedimiento extraño a una mera especulación comercial del donante, por la valorización del excelente de su propiedad y que, por ello, ostentarse un título de reconocimiento público. Y más abajo remata: “Es obra de sano patriotismo mantener en el sito nivel que corresponde, la conmemoración tributada justicieramente a nuestros grandes hombres como meritorios servidores del país, evitando que se encuentren colocados en la misma línea otros que no revisten las cualidades necesarias para perpetuarlos”.

 LA ESTACIÓN “MICHEO” DE GENERAL ALVEAR.

    En General Alvear, hay una estación “que entraría” dentro de esa propuesta de Loza y sin intentar ser defensor del ausente, bien vale investigar por qué Micheo lleva ese nombre para poder decir con conocimiento y no arbitrariamente, cuál es el peso de esa personalidad en la historia alvearense.

  ¿QUIÉN ERA JOSÉ MARÍA MICHEO?

    La estación Micheo se refiere a José María Micheo Gamio, español, nacido en 1822, comerciante en una casa de Ramos Generales de Lobos y que fallece en 1871 de fiebre amarilla. En 1867, con la llegada del cólera, los españoles de la ciudad de Lobos fundaron dos sociedades de socorros mutuos para los compatriotas que en su mayoría no tenían familias ni recursos.
    José María Micheo junto a Francisco Terán fundan la “Excelsa Fraternidad Ibérica de Socorros Mutuos”, sociedad de iguales objetivos que la “Asociación Española de Socorros Mutuos” fundada por el marqués José Rufino de Olaso. Ambas sociedades tenían las loables inquietudes de acompañar a los enfermos, ayudarlos a viajar a su patria, proveer de medicamentos y asistencia médica, costear entierros y subvencionar a las familias de los fallecidos en epidemias de fiebre amarilla, cólera y viruela entre otras. Activista político, participó en las elecciones municipales de Lobos en 1867 como candidato por los “Retrógrados”.

 MICHEO, INTEGRANTE DE LA COMISIÓN PRO FUNDADORA DEL TEMPLO “SAN JOSÉ”

    En el año 1932, la Iglesia de Alvear todavía no estaba construida así que una comisión integrada por caballeros, retomaron el sueño de 32 años atrás, colocaron la Piedra Fundamental de la obra. Dicha comisión se designó “Comisión Pro Templo de General Alvear” y su presidente fue justamente José María Micheo Puig que siguió tras la tarea comenzada por su padre José María junto a Pedro Robles, Pedro Del Carril, José Rufino de Olaso, Urbelina T. C. de Carman, Carmen Herrero de Micheo, Estanislada Melo de Mackay. Martina C. de Ortiz. Rufina V. de Sollano. María Luisa C. de Giribone, Luis de Olaso y María L. de Mathet.

 EL ALTRUISMO DE LA FAMILIA MICHEO

    Micheo tuvo dos hijos: José María Micheo Puig que contrae matrimonio con Carmen Herrero Pellicer, y doña Carmen Aureliana Micheo quién fallece en 1952. Doña Carmen Aureliana Micheo construye totalmente y de su peculio, el Colegio Carmen A. Micheo de Gral. Alvear, Bs. As., institución que se inaugura en 1937 con la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús. En 1955, la Sra. Carmen Herrero de Micheo continúa la obra de su cuñada, costeando la construcción del Salón de Actos y los baños del mismo Colegio. 
     Cuentan los anales del Colegio religioso que “la Señorita Carmen A. Micheo, guiada por sus principio profundamente cristianos y caritativos, quería destinar parte de su patrimonio a construir un colegio para la educación de los niños”.
      La estancia de Micheo, de unas nueve mil hectáreas, rodeaba a la estación donde se formó un pequeño pueblito que, en 1939 llegó a tener 1.257 habitantes con una casa de hospedaje que pertenecía a Fernando Barbalarga y el almacén de Ramos Generales de Pedro J. Nomdedeu que proveía de combustible con un surtidor de nafta “Energina”. Seguro que humanamente, José María Micheo pensó en mejorar el precio de su tierra al negociar con los ingleses y ceder parte de su propiedad, pero dio vida y trabajo a más de una familia alvearense que se asentaron en sus campos o alrededor de la estación durante muchas décadas, siendo sus descendientes activos contribuyentes en obras en beneficio de General Alvear.

 LA CONVENIENCIA DE EXPLICAR EL SIGNIFICADO DE LOS NOMBRES

    Tal como dice Loza, aunque no en el sentido que él pregonaba, realmente sería conveniente “que al pie del nombre de cada estación se coloque una inscripción que en forma sintética explique su significado u motivo de su designación, como un medio indispensable para que el público se ilustre del hecho histórico que simboliza o de los méritos de la personalidad que se consagre”. Quizás, la decisión de Micheo de “donar” modificó la vida de mucha gente y gracias que sucedió en General Alvear, porque dio la posibilidad a varias generaciones alvearenses para que progresaron junto al ferrocarril. La muerte de las vías, dejó grandes frustraciones y actualmente, hay muy pocos habitantes en Micheo.
    La resolución propuesta por el Ministro Loza -que quizás no conocía la importancia de los parajes ferroviarios en los pueblos de la provincia y por eso la generalización del concepto-, no se puso en práctica y Micheo mantuvo su nombre originario: valgan estas cortas líneas para reflexionar y determinar si el pueblo realmente merecía y merece recordar a la familia Micheo a través del nombre de su fundador.


José Maria Micheo Gamio (1822-1871)
Foto gentileza de Carlos Quiroga Micheo.

 Fuentes:

 - Texto medalla de Colocación de la Piedra Fundamental Iglesia San José, Gral. Alvear, 1900.
- Guindani, José. Estudio de dos sociedades. Sociedad Española de Lobos. Lobos. 2006.
- Anuario Kraft, Provincias y territorios. 1929. - Archivo Colegio Carmen A. Micheo